Un martes en la biblioteca

Martes - Biblioteca

Aquel martes en la biblioteca deje de sentir que estabas a mi lado, en la lectura encontré el anhelo de sentir algo mágico. Sumergirme en los libros era una auténtica aventura, una aventura que no sabría a dónde me llevaría, pero que estaba dispuesta a descubrir.

Decidí dar un paseo por la biblioteca, me encantaba, en ella he vivido los mejores momentos de mi vida. Aún recuerdo el primer día que entré allí, tenía 5 años y sentí una especie de cosquilleo en el estómago. Mi madre había decidido llevarme allí para que escogiera un par de cuentos para leer en casa, siempre me he considerado como una lectora precoz. Aprendí a leer con cinco años, de esa tarea se encargó mi madre. Los libros siempre me han hecho sentir magia, dan rienda suelta a mi imaginación y me hacen vivir aventuras.

Aquel martes decidí perderme por las estanterías llenas de libros, no estaba segura de que buscaba, sólo buscaba volver a sentir magia, esa magia que me había causado aquel primero cuento que había leído allí.

Magia, la magia es tan difícil de conseguir, pero a veces tan fácil. La felicidad a veces te causa esa chispa de magia que necesitas en esta vida tan cruda que vivimos.

Necesitaba volver a vivir aventuras a través de la lectura, volver a sentir magia. No estoy segura de cuándo deje de sentirla, pero no estaba dispuesta a renunciar a ella.

La literatura era y es mi vida, siempre me ha acompañado. A pesar de las circunstancias no estoy dispuesta a renunciar a ella.

Que difícil es vivir, la vida no siempre sale como uno quiere, hay que saber improvisar con una pizca de magia y también de imaginación.

Mientras paseaba entre libros iba rememorando todos los mejores momentos de mi vida allí, y no reparé en un chico que había allí hasta que choqué con él, cruzamos miradas, saltaron chispas y la oscuridad dio paso al juego de sombras en penumbra.


2 respuestas a “Un martes en la biblioteca

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